lunes, 2 de septiembre de 2013

Firma de libros

El pasado sábado 31 de agosto, tuve el enorme gusto de asistir a los festejos del cuarto aniversario de la librería Vocen esn Tinta, que como parte de sus actividades, programó una firma de libros con algunos de sus autores.

Fue muy grato para mi compartir con la audiencia el cuento que da título al libro y firmar algunos ejemplares de mi libro al público presente. Aquí algunas imágenes:





 
 

martes, 23 de julio de 2013

Reseña La Razón

Reseña del periodista y escritor Carlos Olivares Baró

Diario La Razón, 23 de julio 2013

lunes, 13 de mayo de 2013

El placer de lastimar y otras artes digitales


 
El arte de lastimar y otros placeres
Dora González Lima
México, Matanga Ediciones, 2013


“Un manojo de historias ligeras de corte pop [...] que tienen como protagonista a Lola Limantour, una mujer atrevida, ácida y extremadamente histérica, que resignifica su cotidianidad [...] en medio de un mundo ciber caótico, imprevisible y fascinante", eso anuncia y promete la nota de contraportada de El arte de lastimar y otros placeres, ópera prima de Dora González Lima (México, D.F., 1975), que ha sido publicada por Matanga Ediciones en una aventura amistosa en la que tuve el honor y el gusto de ser la editora.

Agrega la nota que el libro es “un ejercicio honesto, cargado de humor inteligente y confrontador, que nos permite apreciar algunas de las nuevas maneras en que la mujer actual se cuestiona y se responde cuál es su lugar en una sociedad exigente y vertiginosa”.

Lo cito porque me parece fundamental, a propósito del libro, echar un primer vistazo a esta sociedad vertiginosa y cibercaótica —para usar sus propios adjetivos—, caracterizada por una sobresaturación de información de naturaleza efímera, casi volátil —muchas veces frívola; otras, no tanto— y con una línea del tiempo (time line) imposible de seguir en Twitter, por ejemplo —al menos con las capacidades actuales del ser humano—; un poco menos cruenta en Facebook, que suele ser de aliento más amable y amistoso.

Esta realidad bipolar e histérica —para seguir utilizando los adjetivos de la contraportada—, típica de la cibercultura, también ha ido modificando en cierto modo los hábitos de lectura y escritura: en la actualidad hay mucha más gente practicando cotidianamente ambas actividades —leyendo y escribiendo el día entero—, pero de manera distinta a como se concebían hasta hace apenas unos años. Ya se ha inventado, incluso, el término prosumer —fusión de producer y consumer; también usado en español como prosumidor— para llamar a quienes somos, al mismo tiempo, productores y consumidores de información en internet.

Las personas de la —digámosle— “edad media”, es decir, esas generaciones ubicadas entre los mayores que ya no quieren involucrarse en el frenesí cibernético y los más jóvenes, que parecieran traer tatuada esa impronta en su ADN, por nuestra vinculación activa a las esferas laborales y a la llamada ciberciudadanía (o sea, quienes acostumbramos, cada vez con más asiduidad, a laborar, pagar, comprar, vender, anunciar servicios o distracciones, comunicarnos, entretenernos, culturizarnos, relacionarnos e informarnos a través de internet), nos hemos visto obligados, prácticamente de manera insoslayable, casi como recurso de subsistencia, a incorporar y actualizar constantemente esos nuevos conocimientos y mecanismos.

Y la literatura no ha sido la excepción. Ejemplos elocuentísimos son el boom de la minificción y el surgimiento de eso que han llamado twitteratura. La brevedad de los estilos comunicativos —especialmente los de las comunidades virtuales— plantea nuevos retos: no es fácil lidiar contra enunciados reducidos a 140 caracteres. El hastío que esto suele imponer ante lecturas más extensas, obliga a cautivar por medio de herramientas como el humor, la agudeza, el ingenio, la ligereza y también, por qué no, cierta liviandad. Y éstos forman parte de las artimañas de las que ha echado mano Dora González, especialista en comunicación y comunicadora de primer nivel —y hablo de profesión, de oficio, pero sobre todo de práctica cotidiana—, en El arte de lastimar y otros placeres, al que la propia autora ha definido como “moderna tragicomedia con cuadros de chat, redes sociales y telefónos celulares, plagada de tintes telenoveleros y musicales”.

Así, resignificar la cotidianidad implica en el libro de Dora muchísimas cosas, algunas de ellas referidas a ese “nuevo” arte de narrar. Tal es el caso, en primer lugar, del rejuego y la confluencia de géneros. Que es una novela y también un libro de viajes ha dicho Leticia Romero Chumacero, y comparto ese criterio a pesar de que las 13 historias que integran este volumen son unitarias, con principio y conclusión en sí mismas. Esta aparente paradoja es resuelta por la protagonista, Lola Limantour, esa mujer atrevida, ácida y extremadamente histérica que es el hilo conductor de una acción aparentemente continua y cronológica —al final, donde el colofón es a la vez inicio, nos daremos cuenta de que es en realidad cíclica, o quizás en forma de espiral— que va uniendo, como eslabones, a todos los cuentos que forman el conjunto. Esos cuentos que, a su vez, tienen mucho de crónica —tanto de la vida de la protagonista como de sus contemporáneos, incluidos los lectores—, así como de introspecciones reflexivas acerca de distintos estados de ánimo, lo que concede al libro una polifonía de tonos que es reforzada por los poemas insertados para concluir cada cuento/capítulo.

El humor, el desprejuicio —a veces cercano al desparpajo— y esa especie de afán exhibicionista que también caracterizan la interacción en las comunidades digitales, forman parte de la ambientación de las aventuras amorosas y de las decepciones de Lola Limantour quien, al narrar su propia historia, pinta una época sin muchos entretelones o subterfugios. Y hay mucho de gozoso, incluso de sanador, en esa intención de cronista alivianada, lo que enlaza con las teorías que utilizan la literatura y el arte como terapias y vías de autoconocimiento.

La máxima, a veces un tanto injusta, de que “Una imagen dice más que mil palabras” parece haber (re)cobrado fuerza en estos tiempos de la virtualidad. Y en las páginas de este libro el respaldo visual es coprotagonista: en ellas encontramos 31 ilustraciones originales de Juan Carlos Jiménez, quien fue además el diseñador editorial, y una más de Raúl Romero. El formato, que podría llamarse ergonómico, de fácil manipulación, también se cuenta entre sus atractivos. De modo que contenido y forma logran un adecuado balance, elemento indispensable y definitorio en el éxito de ventas que ha tenido El arte de lastimar y otros placeres.

De las tribulaciones de Lola Limantour se enterarán cuando lean el libro; no sería justo revelarles las sorpresas. Pero sí les adelanto que la infinidad de matices con los que Dora ha trazado a su personaje y a sus parejas (más o menos) de ocasión conforman un muestrario espléndido de lo que es capaz la naturaleza humana a la hora de establecer relaciones amorosas o, más bien, pasionales. Algunos indicios les habrá sugerido ya el título de la obra, intrigante y avasallador.

El arte de lastimar y otros placeres es, en definitiva, producto y resultado de esta época y en ella se inserta a la perfección, como anillo al dedo o, dicho con más propiedad, como click al timeline.

 

Odette Alonso

Ciudad de México, 3 de mayo de 2013
 
 

 

 

martes, 2 de abril de 2013

Entrevista a Dora González Lima en Notimex

Invita Dora González a conocer “El arte de lastimar y otros placeres”

Por Verenice Urieta


México, 24 Mar (Notimex).- El tipo de relaciones que entablan hombre y mujeres en la actualidad, así como la manera de resignificar aquellas desgracias de la vida, son abordadas en “El arte de lastimar y otros placeres”, ópera prima de la periodista mexicana Dora González.

En entrevista, la autora comentó a Notimex que esta publicación se integra por 13 breves historias de humor y cotidianidad, donde las redes sociales son parte del contexto diario. "Es un libro muy actual que revela el tipo de relaciones que tienen las mujeres y los hombres a partir de la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas", destacó.

Recordó que la idea de crear este libro surgió inicialmente como un “blog”, en el que varias psicólogas querían realizar pequeñas historias sobre temas femeninos como la violencia intrafamiliar, la depresión y el desamor, no obstante este proyecto no se concretó.

"Entonces yo ya tenía trabajadas algunas historias que decidí llevar a varios lugares, la editorial Matanga se interesó y ahí inició este libro", expresó.

González detalló que entre otros temas que desarrolla se encuentra el amor, el desamor y la violencia en el noviazgo, los cuales son narrados por la protagonista “Lola Limantour”, quien es una mujer joven, moderna, atrevida, ácida e incluso histérica, quien "constantemente se está burlando de sus propias desgracias, pues está resignificando su día a día".

Compartió que gran parte de las vivencias que narra Lola son sustraídas de su historia personal o de personas cercanas a ella, sin embargo, puntualizó, hay un trabajo literario que implicó la recreación de las historias:

“Se necesitó fantasía e invención total para poder hacerlas más atractivas, porque la realidad es bastante aburrida y por eso hay que matizarla un poco, para que tome esta forma divertida que Lola le va dando a sus vivencias", explicó.

La autora mencionó que los diversos sentimientos que el ser humano puede albergar, como son el amor, la tristeza y la melancolía, son atravesados por la protagonista, quien es un mujer productiva amorosamente hablando.

Entre sus historias favoritas, confesó, se encuentra "El placer de la travesura", la cual da cuenta de un amorío entre “Lola” y un instructor de manejo, "esa me gusta porque creo que logré rebasar todas las barreras del prejuicio que se puede tener como escritor".

Del título del libro "El arte de lastimar y otros placeres", dijo que éste hace referencia a una historia bajo el mismo nombre, la cual habla de cuando los seres humanos son capaces de lastimar por placer a otro igual, acción que pocos pueden reconocer que es de su agrado.

Subrayó que este libro no busca darle lecciones o mostrarle al lector cómo debe vivir su vida, “simplemente es una resignificación de hechos desde un tono bastante autocrítico, por lo que juega con el humor negro y rompe muchos lugares comunes de la mujer como son la autoestima y el respeto".

González señaló que en caso de que estas historias pretendieran algo, sería compartir el mensaje de que "la vida es como es y no hay por qué estar dándole tantas vuelta".

El libro, que fue presentado en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se pensó originalmente para el público femenino, sin embargo los varones se han mostrado interesados y han comentado sentirse identificados con los diversos personajes masculinos:
"Me han dicho que todos los personajes masculinos son como si fuera un hombre en diferentes etapas de su vida. El libro ha gustado a hombres y a mujeres por igual", apuntó.

"El arte de amar y otros placeres" se complementa con cinco poemas de su autoría que ya había realizado antes y que van muy de acuerdo con las temáticas del libro, "son como la cereza en el pastel (...) el libro te transporta en cuestión de sentimientos porque además de lo que ves puedes leer estos poemas que complementan el sentir del personaje y el contexto del libro".

El libro, del que ya se ha vendido el 50 por ciento de su tiraje original y que será presentado, el próximo 3 de mayo en una famosa librería de la Zona Rosa del esta ciudad, incluye 31 ilustraciones de Juan Carlos Jiménez, lo que da como resultado un viaje visual único.

Finalmente, la periodista extendió la invitación al público a disfrutar de este libro, el cual "recomiendo para esta cotidianidad a veces tan estresante, pues en un libro relajante, es un poco esa clase de lecturas que te aligeran la vida".

NTX/VLU/MCV/NFOTO

miércoles, 20 de marzo de 2013

Dibujar es abrir puertas, dibujar es generar memoria


Por Juan Carlos Jiménez

Dibujo este texto en uno de los cuadernos en los que escribo. Escribo y dibujo todo el tiempo. Ahora estoy en San Agustinillo Oaxaca, aprovechando la tranquilidad de estos días junto al mar, tomando unas vacaciones. Hace unos días terminé de hacer los dibujos de "El Arte de lastimar y otros placeres." Veo el proceso de cada trabajo de ilustración como un viaje hacia lo desconocido. Cuando te subes al autobús o al avión, nunca sabes a qué te vas a enfrentar, qué personas conocerás en el camino. Cada proyecto nuevo es un viaje donde nos abrimos a conocer otras costumbres, otros modos de hablar, nuevas maneras de pensar y entender el mundo. Puedo decir que las historias de Dora González, me llevaron con entusiasmo y nerviosismo ha explorar nuevos caminos en mi trabajo gráfico.

Después de platicar con Dora acerca de la concepción de su libro y leer en borrador las historias de "El arte de lastimar y otros placeres" enseguida comencé a llenar mis libretas con apuntes y bocetos. Procuro tener a la mano un cuaderno, como le llamo yo de "garabatos injustificados", donde te das permiso de hacer esos rayones que "casi" ha nadie le mostrarás, por no tener un buen bosquejo, por garabatear algo absurdo, por no dibujar bonito o por sentir que la idea no ha madurado. Y mientras lees, dibujas, relees, dibujas, de pronto, nace una buena idea. La misión desde el principio estaba clara, había que hacer un libro con una personalidad pop. No se me olvida el día que Dora me dijo: —Me gusta tu trabajo, pero tu estilo no tiene nada de pop. ¿Te interesa diseñar e ilustrar el libro? Dije sí al reto y ahí comenzó la aventura de este proyecto editorial.

Buscando fuentes de inspiración empecé a observar a las personas en la calle, el mercado, el transporte público, las reuniones de amigos, sus comportamientos, actitudes y miradas, imaginas las historias que acabas de leer en sus mundos y empiezas a imaginar cómo los demás visualizan el placer, la soledad, los encuentros, desencuentros, satisfacciones, frustraciones, enojo, alegría, amor y desamor. Entre charlas de café empezamos a definir el formato del libro, imaginábamos juntos cómo queríamos que se viera, que se leyera y empezaron a surgir los primeros bocetos, colores y tipografías. Para mi sorpresa, el primer boceto, la ilustración de portada, nos gustó mucho a ambos desde el principio, ya había pasado la primera prueba del reto pop. A partir de ese momento me sentí con más confianza y el camino de las ilustraciones empezaron a fluir de manera libre y natural.

Este libro marca un momento especial en mi trabajo como ilustrador por varias razones. Es el primer libro en el que dirijo el arte, (diseño, ilustración y producción); además porque es el primer título de ediciones Matanga. Me siento muy honrado que mi querida Dora haya depositado su confianza para diseñar la imagen de su libro y que me haya permitido intervenirlo de manera libre. Confieso que cuando empecé a elaborar este libro, nunca imaginé que estaría presentándolo ante ustedes aquí en la Feria del Libro de Minería.

Hacer un libro es un un reto fascinante y divertido, editores, fotógrafos y dibujantes tenemos el privilegio de ser los primeros en leer el contenido y ver cómo éste va madurando y tienes que comprometerte con las palabras para darle una identidad gráfica. Lo mejor es que al final te vuelves más amigo y cómplice del escritor.

Me gusta dibujar. Dibujo para divertirme, reinventar el mundo, entenderme. He dibujado feliz y triste, enfermo y sano. Con cada dibujo digo lo que me disgusta, lo que me alegra, pero también está lo que me avergüenza, lo que me cuestiona y lo que me lastima.

Puedo decir que la admiración por los libros me llevó a dibujar. Dibujar es otra forma de escribir, escribir es otra forma de dibujar.

 
 


 
 

lunes, 11 de marzo de 2013

A la venta en...

"El arte de lastimar y otros placeres" a la venta en línea:

 
 

http://www.leslibros.com/catalog/product_info.php?products_id=1306

 

http://www.elsotano.com

 
 

De venta también en las librerías de la Red Educal

 en las siguientes sucursales:

 
Aeropuerto I
Aeropuerto II
Ciudadela
Pasaje Zócalo-Pino Suárez
Centro Cultural del Bosque
Centro Cultural Elena Garro
Centro Histórico
Centro Nacional de las Artes
Ceylán
CONACULTA Reforma
Museo Nacional de Culturas Populares
Palacio de Bellas Artes
Museo Carmen
 
 
 

 

martes, 5 de marzo de 2013

Presentación El arte de lastimar y otros placeres por Ángel Salgado


Dora González Lima, El arte de lastimar y otros placeres, Matanga, 2012.
Ángel A. Salgado de la Rosa



En su libro póstumo Seis propuestas para el próximo milenio, Italo Calvino habla de la necesidad de un viraje de la literatura hacia un estado de“levedad”que la haga más adecuada a los tiempos que corren. La literatura, según Calvino, debe plantearse como “una necesidad existencial”, y debe buscar“la levedad como reacción al peso de vivir”. El autor de Las ciudades invisibles llega a la conclusión de que la liviandad es deseable para la literatura de fin de milenio. Por su parte, Milan Kundera señala que el carácter de la sociedad moderna reduce al hombre a su función social. El sujeto se convierte en la historia de un pueblo, de algunos acontecimientos que, a su vez, se ven reducidos a una interpretación casi siempre tendenciosa. La vida social, señala el escritor checo, se reduce a la lucha política y ésta a la confrontación de potencias planetarias.

El hombre se encuentra envuelto en un torbellino de reduccionismo donde el mundo de la vida lo atrapa fatalmente. La razón de ser de la novela es la demantener “el mundo de la vida” permanentemente iluminado. De allí la necesidad de rescribir la realidad una y otra vez. Redescubrir las bases de la experiencia desde sus formas más simples y sencillas. Los historicistas abogaban por ello. Benedetto Croce lo asevera de forma contundente: “Toda historia es historia contemporánea”.Cada historia individual, su triunfo y su fracaso, vale la pena ser contada. Merece mucho la pena narrar una y otra vez aquella historia de amor y su épica del desencanto, la derrota del héroe romántico, el nacimiento de la tragedia, el significado de la muerte, la experiencia que nos genera la memoria. Es necesario reiteradamente sondear el tiempo: el inalcanzable tiempo del pasado del que nos da cuenta Marcel Proust: o el inalcanzable presente de James Joyce.

Los relatos que componen El Arte de lastimar y otros placeres, el primer libro de ficción de mi querida Dora González Lima, son en su conjunto la confesión de una mujer de temple rígido que con valentía ha decidido contar, una vez más, la experiencia universal que genera la decepción amorosa, su reconfiguración en venganza, arte de lastimar, los placeres que genera y el origen del que parte esa necesidad de reelaborar lo vivido. Es el lugar común, sí, pero reescrito en la visión de una mujer que ha logrado domar a la sociedad moderna líquida. Ese espacio en el que existe el miedo a establecer relaciones amorosas duraderas. Un mundo lleno de incertidumbre, diría Bauman. La protagonista: Lola, el alter ego de Dorita, se define como una mujer muy humana, común y corriente, ciudadana de a pie, que se crió dentro de una familia educada por las enseñanzas generacionales de Sarita García, Libertad Lamarque y Verónica Castro en su conjunto. Una chica claramente imperfecta, que tiene: “un pinche imán para los weyes cabrones”. Juan Gabriel no se equivoca: “inocente, pobre amiga”.Tienen razón los que afirman que no hay mejor venganza que una vida bien vivida. O como señalara Balzac: “En la venganza el más débil es siempre el más feroz”. Es la revancha de la otra Lolita, la de Nabokov.

¿Es Lola una víctima de las circunstancias? No lo creo. Es una mujer que simplemente quiere vivir. A punto del abismo, casi abatida, cuenta su historia personal en terapias grupales, agobiando a su psicoanalista y a su taxista-confesor. Decepcionada, humillada, reducida a escombros, intenta reorganizar sus pedacitos, restaura su maltrecha figura y refunda, como puede, la República Loliana, ese territorio salvaje donde se demuestra a sí misma que es capaz de volver a vivir y creer en ella. En el fondo hay un aprendizaje que le ha costado sangre, sudor, horas-cama. ¿Será que nuestra Lola se ha escapado de la tira cómica de Maitena? Casi ridiculizada, al punto del humor, Lola, con voz lastimera pregona aquel éxito ochentero de la hoy casi desconocida Marisela: “sola con mi soledad, sola con mis sentimientos”. Intenta tomar pastillas para no soñar y con la ayuda de una poderosa fuerza interior, decide parar de sufrir y se suelta el cabello. Sin muestras de culpa, desafiante, transgresora, se lleva a la cama al maestro que intentaba enseñarle a manejar. Como dice San Agustín: todo mal, desde la perspectiva de Dios, también puede ser un bien. Y si no que le pregunten al afortunado maestro de nombre Daniel. Lola, la moderna, le suelta un contundente derechazo: “…si quieres saber si me gusta coger, la respuesta es sí; si todavía tienes dudas sobre si quiero coger contigo, la respuesta es no”.

El que se salva de la furia de la leona herida se llama Raúl. A Lolis se le hace realidad el sueño de volver a ver a su novio de Universidad, aquel muchacho de chamarra de mezclilla y voz gruesa con el que retozaba en los jardines. Cierta noche, luego de una cena, la Dolores se lo lleva a sus aposentos para cenárselo de un solo bocado. “Tenía los alcoholes y la malicia suficiente para llevármelo a la cama, pero no era ése mi deseo, ni el de él”.¿Y así fue? Vayan ustedes a creerle. Esa noche durmieron abrazados y fueron un diálogo constante y fraterno. Por la mañana, el silencioso Raúl se despidió, pero ha logrado quedarse para siempre en la vida de nuestra mujer para hacerle entender que hay amores que sobreviven y derrumban las fronteras del tiempo.

La narración de Dora es vertiginosa, voraz, desesperada. Hay una necesidad de clímax. La autora no puede dejar de narrar porque existe el peligro de que la memoria se convierta en un veneno. Los diálogos son cortos pero contundentes. Ya con el chip de la maldad, de “vieja culera”, como ella lo define, Dolores se llamaba Lola. Disfruta y se regodea haciendo sufrir al hombre que se le pone en su camino, el placer y el arte de lastimar en todo su apogeo. Nuestra Lola y su frase favorita: “¿Y por qué no?”¿Por qué no otro hombre? Y aparece un piloto de aeroplano, Don Juan y mujeriego, quien le cuenta el mito aeronáutico de que cuando a un piloto le va bien en la cama, le toca mal tiempo en el vuelo. El que anda entre las nubes le susurra entre risas: “¡Me cayó un rayo, nena!

Dolores se convierte en una tormenta y aterriza cómo mariposa en los brazos del amor apache. Conoce a Omar y con él el maltrato, la vejación, la violencia. Toca fondo. Conoce los placeres de ser lastimada. De ese trance doloroso, sale nuevamente bien librada y se rehace de sus cenizas. En el límite de sus fuerzas se reconoce ante el espejo y observa en su interior sus emociones, debilidades y fortalezas. Es el camino del aprendizaje en el que Lola ha reconocido el origen de su historia: el amor a Ofelia la ha llevado a escribir estos relatos. Este momento de revelación es un instante en el que nuestra amiga se reconoce como la suma de sus ayeres, el tiempo y el recuerdo, la realización y el anhelo, lo cierto y el olvido.

Querida Dora, sí, ayer lloraste, como tú misma lo has dicho, pero hoy es otro día, y una sonrisa te espera. Ya te lo he dicho: No dejes de escribir, hay que superar esta primera novela. Tienes bien aprendida la lección de Vargas Llosa:“la ficción es una mentira que encubre una profunda verdad; ella es la vida que no fue, la que los hombres y mujeres de una época dada quisieron tener y no tuvieron y por eso debieron inventarla”. O como tú misma has citado a Machado en tu perfil de Facebook hace como 18 horas: "Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción."

martes, 26 de febrero de 2013

Texto de presentación de Leticia Romero Chumacero


 

 

Presentación de El arte de lastimar y otros placeres,

 

de Dora González Lima


I.

El arte de lastimar y otros placereses una suerte de novela de viajes, articulada a partir de varios relatos breves. A través de éstos podemos seguir la travesía amorosa de Lola Limantour, una guapa funcionaria federal, de pronto enfrentada con la certeza de que la vida no tiene sentido per se: no lo tiene, hay que inventarlo, y eso requiere imaginación, pero también coraje, amor propio y armonía interior.

Explicado así, el desenlace de la historia parece una sencilla conclusión de recetario; pero no lo es. Como buena novela de viajes, en ésta el lugar al cual se arriba es tan importante como el periplo que debió transitarse, sufrirse, disfrutarse, para alcanzar la meta llevando algo entre las manos.

Narrada en primera persona con un tono donde lo juguetón no excluye lo reflexivo, la historia de Lola se antoja confesional e íntima charla entre quien lee y esa chica que acaba de separarse de una pareja con quien compartió un buen trecho de su vida. Quien lee, voyeur atento a las confidencias amorosas de la protagonista, tiene el privilegio de asomarse hasta el dormitorio donde Lola intenta hallar en varios rostros ajenos un vislumbre de su propia imagen. Detrás de esa búsqueda incesante hay preguntas agazapadas: ahora, sin pareja, sola incluso en los brazos de esos hombres, ¿quién es ella?, ¿qué quiere de la vida?

Ninguno de los prospectos masculinos de muy buen ver y mejor besar está en condiciones de darle una respuesta, pues la encrucijada es personal e intransferible. Así pues, sólo en los momentos de mayor vitalidad le resulta dable atisbar las claves de su deseo más profundo. Ello ocurre durante un viaje a Italia, en medio del ardiente romance con un instructor de manejo, tras la ruptura con un patán violento y luego de apelar a la generosidad del perdón. Es en esos momentos cuando se reconcilia con la vida.

Al final de esa suerte de túnel a momentos sombrío, la protagonista se rehace: “Hoy soy mariposa que habla y se libera en un vuelo mágico, que existe y vive el presente, nada más que el hermoso momento presente, inocente y eterno”, dice Lola en el Prólogo. La encrucijada frente al duelo amoroso, con todo y su tufo amenazador, termina por ser un motor para dar el salto hacia sí misma.

II.

Según se ve, El arte de lastimar… entraña una reflexión existencial. Contiene, también, algunos elementos para identificar en la noción de “amor” rasgos de una educación sentimental postmoderna, que lo mismo incluye series de televisión (Sex and the City), música (Joaquín Sabina, Pandora, Luis Miguel, Shakira), literatura (Octavio Paz, Haruki Murakami), el radio (Marta Debayle), cine (Marga López, Sara García, Libertad Lamarque, Pedro Infante, Woody Allen) y los libros de autoayuda. Todo ello mencionado por la narradora como parte del marco contextual según el cual el amor debe ser eterno, perfecto e inmutable. Una gran mentira que torna más difícil cualquier relación de pareja.

La realidad cotidiana confronta esa concepción musical, cinematográfica, plagada de fórmulas manidas, con la develada por las redes sociales: la tecnología, fabricada para acercar a la gente, subraya el carácter solitario de Lola, quien necesita hacer públicas a través de Facebook sus relaciones y fiestas interminables, para tratar de darles una densidad que, por cierto, parece conferirles solamente la mirada ajena. Una vez más el espejismo, de nuevo la intención de hacer de los otros los verdaderos protagonistas de la vida propia.

De ahí que sólo cuando Lola escucha su voz interior, logra colocar en su justa dimensión al resto de las voces que la rodean: las de sus amigas alertándola ante un círculo de violencia, la de su cariño por la persona con quien vivió varios años, la de su terapeuta llamándola a vivir el día a día e incluso la de un Buda de certeros consejos, oportunos para quienes saben escuchar… para quienes deciden escucharse.

III.

La de Lola es una historia sobre nuestra capacidad para herir y herirnos; sobre nuestra posibilidad de aprender en ambos casos algo sobre nosotros. Este primer trabajo escritural de Dora González Lima es muy buen pretexto para preguntarnos si estamos dispuestas, dispuestos, a atender, en medio del ruido en derredor, la recóndita voz de nuestros deseos con la honestidad y el valor de quien acepta hacerse responsable, nada más y nada menos, que de su propia vida.
 
FIL-Minería, 24 de febrero de 2013.

Presentación El arte de lastimar y otros placeres


En el marco de la XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se llevó a cabo la presentación de la obra El arte de lastimar y otros placeres de la periodista Dora González Lima, ópera prima  de la autora en el mundo de la literatura en el que además, intercala poemas también de su autoría.

El libro de corte pop, relata divertidas las historias de una mujer llamada Lola Limantur, en medio la reconstrucción de su mundo y su vida amorosa después de la ruptura de su matrimonio, así como la constante toma de riesgos en la impetuosa búsqueda del amor. Cada historia lleva de una u otra forma a la protagonista a aventurarse en situaciones tanto chuscas como dramáticas en busca del “hombre indicado”.

La presentación tuvo lugar en el salón “El Caballito” y estuvo a cargo de la doctora en Literatura, Leticia Romero y  Ángel Salgado, periodista e historiador.

El arte de lastimar y otros placeres estuvo a la venta en el recinto de la presentación y ya se encuentra disponible en diferentes librerías capitalinas, así como en la dirección www.vocesentinta.com

Fotos Presentación El arte de lastimar y otros placeres FILPM 24 de febrero, 2013

GALERÍA DE FOTOS
 






lunes, 25 de febrero de 2013

El arte de lastimar y otros placeres


El arte de lastimar y otros placeres es un manojo de historias ligeras de corte pop, ligadas entre sí, que tienen como protagonista a Lola Limantour, una mujer atrevida, ácida y extremadamente histérica, que resignifica su cotidianidad, luego de su divorcio, en medio de un mundo ciber caótico, impredecible y fascinante. Dora González Lima ofrece un ejercicio honesto, cargado de humor inteligente y confrontador, que nos permite apreciar algunas de las nuevas maneras en que la mujer actual se cuestiona y se responde cuál es su lugar en una sociedad exigente y vertiginosa. Aunque las relaciones de amor y de pareja parecieran ser el eje de su historia, se adentra también en la parte espiritual del ser femenino contemporáneo, sus anhelos, luchas internas, deseos y frustraciones, su conciencia de estar y existir en esta vida que es el punto de partida y la meta.