Por
Juan Carlos Jiménez
Dibujo
este texto en uno de los cuadernos en los que escribo. Escribo y dibujo todo el
tiempo. Ahora estoy en San Agustinillo Oaxaca, aprovechando la tranquilidad de
estos días junto al mar, tomando unas vacaciones. Hace unos días terminé de
hacer los dibujos de "El Arte de lastimar y otros placeres." Veo el
proceso de cada trabajo de ilustración como un viaje hacia lo desconocido.
Cuando te subes al autobús o al avión, nunca sabes a qué te vas a enfrentar,
qué personas conocerás en el camino. Cada proyecto nuevo es un viaje donde nos
abrimos a conocer otras costumbres, otros modos de hablar, nuevas maneras de
pensar y entender el mundo. Puedo decir que las historias de Dora González, me
llevaron con entusiasmo y nerviosismo ha explorar nuevos caminos en mi trabajo
gráfico.
Después
de platicar con Dora acerca de la concepción de su libro y leer en borrador las
historias de "El arte de lastimar y otros placeres" enseguida comencé
a llenar mis libretas con apuntes y bocetos. Procuro tener a la mano un
cuaderno, como le llamo yo de "garabatos injustificados", donde te
das permiso de hacer esos rayones que "casi" ha nadie le mostrarás,
por no tener un buen bosquejo, por garabatear algo absurdo, por no dibujar
bonito o por sentir que la idea no ha madurado. Y mientras lees, dibujas,
relees, dibujas, de pronto, nace una buena idea. La misión desde el principio
estaba clara, había que hacer un libro con una personalidad pop. No se me
olvida el día que Dora me dijo: —Me gusta tu trabajo, pero tu estilo no tiene
nada de pop. ¿Te interesa diseñar e ilustrar el libro? Dije sí al reto y ahí
comenzó la aventura de este proyecto editorial.
Buscando
fuentes de inspiración empecé a observar a las personas en la calle, el
mercado, el transporte público, las reuniones de amigos, sus comportamientos,
actitudes y miradas, imaginas las historias que acabas de leer en sus mundos y
empiezas a imaginar cómo los demás visualizan el placer, la soledad, los
encuentros, desencuentros, satisfacciones, frustraciones, enojo, alegría, amor
y desamor. Entre charlas de café empezamos a definir el formato del libro,
imaginábamos juntos cómo queríamos que se viera, que se leyera y empezaron a
surgir los primeros bocetos, colores y tipografías. Para mi sorpresa, el primer
boceto, la ilustración de portada, nos gustó mucho a ambos desde el principio,
ya había pasado la primera prueba del reto pop. A partir de ese momento me
sentí con más confianza y el camino de las ilustraciones empezaron a fluir de
manera libre y natural.
Este
libro marca un momento especial en mi trabajo como ilustrador por varias
razones. Es el primer libro en el que dirijo el arte, (diseño, ilustración y
producción); además porque es el primer título de ediciones Matanga. Me siento
muy honrado que mi querida Dora haya depositado su confianza para diseñar la
imagen de su libro y que me haya permitido intervenirlo de manera libre.
Confieso que cuando empecé a elaborar este libro, nunca imaginé que estaría
presentándolo ante ustedes aquí en la Feria del Libro de Minería.
Hacer
un libro es un un reto fascinante y divertido, editores, fotógrafos y
dibujantes tenemos el privilegio de ser los primeros en leer el contenido y ver
cómo éste va madurando y tienes que comprometerte con las palabras para darle
una identidad gráfica. Lo mejor es que al final te vuelves más amigo y cómplice
del escritor.
Me
gusta dibujar. Dibujo para divertirme, reinventar el mundo, entenderme. He
dibujado feliz y triste, enfermo y sano. Con cada dibujo digo lo que me
disgusta, lo que me alegra, pero también está lo que me avergüenza, lo que me
cuestiona y lo que me lastima.
Puedo
decir que la admiración por los libros me llevó a dibujar. Dibujar es otra
forma de escribir, escribir es otra forma de dibujar.